ImproLANDS: Nuestra conexión con Miguel Ibáñez

Fer Molina, Impro Impar

Conocimos Miguel Ibáñez (Segovia) a través de uno de nuestros alumnos, Víctor Ruiz Cañamero. En 2011 decidió montar una casa rural allí. Conoció Miguel Ibáñez porque sus padres tenían casa en un pueblo cercano y tenía muchas ganas de alejarse del ambiente de ciudad y organizarse la vida en un pueblo, era su proyecto de vida. Su idea era generar un negocio autosostenido y fuera del contexto urbano.

Y como alumno nuestro que era, nos propuso usar su casa rural para hacer allí un encuentro de improvisación. Viendo el éxito de la experiencia y , contando con ese espacio para trabajar, surgió la idea de la actividad de Impro Rural al año siguiente. Y desde entonces hasta ahora, seguimos yendo a organizar esta actividad de fin de semana en Miguel Ibañez, realizando un taller intensivo de improvisación en ese marco rural. La actividad se remata con una función de los participantes del grupo para los habitantes del pueblo, que unas veces se lleva a cabo en el bar y otras en la plaza del pueblo, dependiendo del clima.

Era muy interesante poder compartir esta actividad con un pueblo de tan pocos habitantes, con una media de edad elevada y un contexto tan diferente al nuestro. Poco a poco les fuimos conociendo, y hemos visto cómo el pueblo cambiaba en muchos sentidos. Cuando llegamos, el pueblo no tenía apenas cobertura móvil, había que buscar un sitio concreto al que subirse para poder hacer una llamada. Ahora tienen cobertura 5G y llega la fibra óptica a las casas. Las calles han pasado de ser de tierra a estar todas asfaltadas. Incluso hay zonas nuevas y se han remodelado algunas casas. También se han arreglado espacios naturales como la Vía Verde (que nos recuerda que por aquí antiguamente pasaba el tren) o la charca.

Entre los habitantes, siempre recordaremos a una vecina de más de noventa años que venía a vernos siempre porque había hecho teatro de joven. También tenemos mucho cariño a Pedro, que abre el bar (el teleclub) para la gente del pueblo. Y, por supuesto, a Victor y a su familia que regentan la Casa Rural “El descanso de los Lares” y que se han hecho un hueco dentro de la comunidad. Hay un grupo de gente que, una vez jubilados, han venido a vivir allí, gente que de jóvenes o de niños habían vivido allí, yendo al colegio, y ahora han vuelto. Los lazos de amistad que han mantenido en sus visitas estivales, ahora son más fuertes al verse en el día a día.

Miguel Ibáñez tiene una población censada de 18 habitantes (en 1960 estaban censados casi 200). Sin embargo, esta población crece especialmente en verano, ya que mucha gente tiene allí una segunda residencia, familias enteras. Por no decir cuando son fiestas y viene gente de otros pueblos.

Miguel Ibañez es una pedanía de Santa María la Real de Nieva y desde el Ayuntamiento se está haciendo un esfuerzo para que todas sus poblaciones mejoren y tengan infraestructuras adecuadas.

Sin embargo, al pueblo le faltan cosas para el día a día. No hay una tienda, aunque sí hay reparto de pan y otros alimentos de primera necesidad desde el cercano pueblo de Bernardos. Semanalmente se traen congelados, y algunos días a la semana frescos como frutas y verduras. No hay médico local, se tienen que acercar a otra población más grande. No hay servicio regular de autobuses, se depende completamente del coche. Aunque existe un servicio de transporte a demanda.

Los vínculos emocionales que hemos generado a lo largo de estos años nos animan a trabajar para este pueblo. Creemos que el aporte cultural, la atracción y la visibilidad que nosotros podemos darle al pueblo pueden hacer que se genere un entramado que provoque más servicios para el pueblo. Lo cierto es que hay que romper la dinámica existente para que la gente pueda venir a vivir. Son necesarias infraestructuras e industria que acerquen a trabajadores y sus familias, mejorar las comunicaciones con las ciudades principales y que eso devuelva unos servicios mínimos a los pueblos como estos: una tienda, una farmacia, atención médica…

Con este proyecto queremos conocer el entorno, las necesidades y ayudar a visibilizar y encontrar soluciones reales que mejoren la vida en los pueblos que se ven afectados por el avances de esta despoblación.

ImproLANDS es un proyecto de cooperación europea a pequeña escala con una duración de 22 meses que reúne a 4 organizaciones de creación artística: Italia, España, Rumanía y Grecia, para organizar encuentros culturales entre zonas remotas -o como las llamamos “lugares solitarios”- y artistas de teatro de improvisación con el objetivo de contribuir a la recuperación y resiliencia de comunidades aisladas, promover la inclusión social a través del arte de la improvisación teatral y, especialmente, visibilizar su situación y servir de altavoz.

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